sábado, 15 de marzo de 2014

NO ES UNA BROMA

Según noticias, al alcance de cualquier internauta, treinta y tres grandes empresas o sociedades merdantiles de las treinta y cinco integradas en el IBEX (conjunto de las que colaboran a formar el índice en España de las cotizaciones bolsísticas), están presentes en territorios considerados paraísos fiscales. Esto significa que estas grandes empresas, sin salirse de la ley, están acogidas a una bandera paradisiaca que les permite ahorrar sumas considerables de dinero, en perjuicio del país donde realmente radican y obtienen los beneficios. Pero los que de verdad sufren y pagan de su bolsillo los dineros que dejan de aportar esas empresas o sociedades, son los mortales de a pie, gentes como usted y como yo que, para combatir el déficit, tienen que sufragar a su costa lo eludido por otros favorecidos gracias una tolerada ingeniería financiera y fiscal, a la que solo tienen acceso los magnates (o los mangantes)de las multinacionales antes aludidas. El sistema que siguen, según es público y notorio, parece relativamente sencillo para estas empresas multinacionales: crean complejas estructuras societarias para pagar sus impuestos en esos paraisos fiscales donde están domiciliadas, en los que se conforman con mínimos inconcebibles para los países que quieren mantener eso que llaman el estado de bienestar, hoy en peligro de extinción por bancarrota. Si estas multinacionales fueran obligadas a pagar los tributos de los paises donde trabajan y obtienen sus beneficios, millones de contribuyentes verían aliviada la presión fiscal que hoy padecen y las naciones podrían superar la crisis con relativa facilidad. El volúmen de lo percibido por estas sociedades gracias a estas prácticas fiscales, suma entre todos los países de la Unión Europea, más de un billón (con B) de euros. En abril del 2009 se acordó por el G-20 tomar medidas contra las prácticas puestas en juego gracias a los paraísos fiscales. Han pasado cinco años y estamos igual o peor que entonces. A cambio,a los españoles, nos van a imponer una reforma fiscal que por muy pometedora que la pinten, va a servir para que una mayoría controlada de vulgares contribuyentes, paguemos el chollo de unos pocos. Eso sin contar con la coña marinera y nuevas tarifas de la energía eléctrica. ¡Como para orinar con la capa puesta!

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