viernes, 7 de marzo de 2014

CADÁVER CON BUENA SALUD

Las dos guerras mundiales (1914-18 y 1939-45) se generaron entre naciones rivales decididas a defender sus valores identitarios y, de paso, todos los intereses materiales que esa defensa suponía.- Alemania y Francia fueron protagonistas destacados de esta rivalidad pero varias naciones más no dudaron en intervenir con las más nobles intenciones (basta ver las respectivas propagandas).- Al fin se resolvieron las diferencias con unas pérdidas humanas y materiales, tan espantosas, tan importantes, que a todos, a vencedores y vencidos, les llevó a pensar y a preguntarse: ¿cómo hemos podido llegar a ser tan bárbaros? Y dedujeron: todo viene del culto extremo, exagerado, idólatra a la patria, a la nación, cada cual a la suya. Entonces, arrepentidos, pensaron en moderar de algún modo los entusiasmos patrióticos, los ideales nacionalistas y empezaron por crear las Naciones Unidas para dirimir las diferencias como seres civilizados.- Y por su lado, alemanes y franceses, protagonistas destacados de las dos guerras mundiales, pensaron si no sería más práctico para ambas naciones ir de la mano en empresas conjuntas que andar a la greña un día sí y otro también.- Así fue construyéndose la Unión Europea cuyo primer paso fué el de borrar fronteras. Esto incluía la necesidad de moderar el culto a los nacionalismos de todo signo. Pero ya ven ustedes, cuando no es Escocia, es Cataluña, o Crimea, o puede ser la división de Bélgica, o cualquier otro pequeño país. El nacionalismo parecía muerto; pero es un cadáver que goza de muy buena salud. ¡Que sea para bien!

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