domingo, 23 de marzo de 2014

LA FUENTE DEL MINERAL.

Desde la Plaza Vieja, antesala del Vitoria medieval, era fácil dar con la Senda de Prado. Debió de ser el paseo elegido por los vitorianos, ya en el siglo XIX para alejarse del bullicio capitalino alavés. Y pongo bullicio porque la plaza, que coloquialmente llegó a ser conocida por "El Mentirón", servía para el mercaeo, tanto como para la feria, la fiesta y la jarana, o para tirar cohetes al paso de las bodas o gemir de dolor en los entierros que por ahí iban a (o volvían de) San Miguel celebre templo ya por esas fechas. Al final de la Senda del Prado, superado este oasis de verdor, el camino continuó, bautizado por tramos con distintos nombres, hasta el campo de Mendizorroza, la fuente de El Mineral y para subir hasta Armentia. De la fuente manaba un líquidio lleno de virtudes curativas y, a principios del XIX, desde el Ayuntamiento ordenaron el adecentamiento de la fuente y su entorno, para que los vitorianos se dieran el placer de probar aquellas aguas de sabores extraños y virtudes casi milagrosas. De todo aquello solo queda un edificio próximo deliciosamente deteriorado. La gente no cree en los milagros del agua ni del vino. Ese edificio aspiraba a ser un barsde lujo, pero fue un fracaso. Ahí está aún, en tranced de ser desmantelado por el primero que pase y quiera llevárselo a cachos. Como cambia la vida y que presto se va el placer.

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