Me refería, en un mensaje anterior, a las diferencias que distinguen a las tres provincias vascas: Álava, Guipúzcoa y Vizcaya. Álava la débil, Guipúzcoa la auténtica y Vizcaya la poderosa. Están espontáneamente hermanadas con sus más y sus menos. Y no acaban de entenderse
Estos "más o menos" que dan carácter a cada uno de los tres territorios forales, se están diluyendo. Una influencia llegada de otras tierras por y con la velocidad de la globalización, hacen que las generaciones jóvenes españolas, tendentes a viajar por otros mundos, se reencuentren con dos idiomas: el castellano y el inglés. El primero hablado desde la cuna y el segundo desde la escuela. Entonces se universalizan. Y los localismos pasan a un segundo plano.
Los vasco-parlantes, adoctrinados en su idioma nativo, han hecho que gracias a esta singularidad funcione con eficacia un elogiable cariño dedicado a su idioma: políticamente da excelentes resultados.
Los vasco-parlantes nacionalistas se han hecho los amos del poder en Euskadi; en buena lógica, los inclinados a ocupar puestos de relieve, tienen la mitad del camino andado a nada que dominen el euskera, el español y el inglés. Los demás, pueden llegar a la cumbre del poder -sobre todo si es científico- según sea su pericia, pero no cuajan como lideres.
Dicho esto, se comprende que los vasco-españolistas que no hablan el idioma euskériko, no acierten a liderar ni a los suyos. Porque adviertan esta realidad: a los que hay que convencer para ganar votos, hay que hablarles en euskera -que los "maketos" ni lo huelen- o hacer milagros en latín
que ya no lo usan ni los curas.
En los territorios separatistas se necesitan hasta tres idiomas y saber transmitir su doctrina en cada uno de ellos. Es decir: han de manejar el inglés para negociar en el oleaje globalizado y defender los derechos de origen; el español que se habla por unos seiscientos millones de seres humanos que tienen su influencia; y el euskera para estar en pie de igualdad con los elegibles y los elegidos en territorios muy contados que por ahora son básicos para alcanzar poderes.
Esta palanca la ignoran los llamados al fracaso. Yo entre ellos, y esto me da autoridad para
decirlo. Algo a temer por las derechas, las izquierdas y las huestes medio pensionistas que, por no haber ido a la escuela donde aprender el idioma nativo de los pueblos vascos, no dan en la diana cuando buscan votos.
Es para pensárselo. Yo no llego más lejos.
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