sábado, 8 de febrero de 2020

NADIE Y SU CIRCUNSTANCIA

     La cualidad más  difícil de asumir por los sufridos electores -sin la cual no tienen razón de ser los partidos políticos al uso- es el cambio de rumbo que los gobernantes dan a sus promesas, sobre todo cuando la capacidad económica no da para costearlas con cargo al erario público. Son irresponsables.

     Vamos al caso: En España se fomentó con éxito las exportación de productos alimenticios, sobre todo a los comercios europeos. Esto despertó el interés de muchos propietarios poseedores de medios con los que atender la demanda. Y todo parecía deslizarse como la seda, hasta que en otros países de la cuenca mediterránea -hechos a un nivel de vida con salarios mínimos- entraron en estos mercados con precios reducidos, imposibles de aplicar a los productos cosechados en España.

      ¿Donde están las causas de estas circunstancias? Lo dicen, lo publican y utilizan los sujetos que dominan las evoluciones de los precios y llegan a la filigrana cuando tratan de cerrar operaciones  provechosas para ellos, como buenos negociantes que son  y bien preparados como están para dar en la diana.

       Entre tanto, quienes arriesgan sus reservas invirtiéndolas en negocios productivos y creadores de puestos de trabajo, se arruinan. Insisto: los oportunistas y especuladores se forran valiéndose del cada día más influyente clima globalizado, negativo para los seres humanos de pocos recursos y escasa iniciativa.

       ¿Qué remedio nos queda? Un cambio para impedir que la carroña política insaciable leguen a los puestos que hoy ocupan, y cedan el paso a seres humanos que se distingan, de verdad por su talento y sentido solidario. Puestos en juego, los votantes limpios de polvo y paja, deben de aprender a distinguir el tocino de la velocidad.  

       La velocidad de las comunicaciones para que triunfen los empeños productivos y mermen los especulativos.                                                            ¡        

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