El 24 de julio de 1936, Indalecio Prieto pronunció el discurso más lógico, mejor razonado y cargado con un rosario de precisiones documentadas a propósito del movimiento militar iniciado días antes contra el Gobierno de la II República. Según las tesis de Don Indalecio era imposible que los militares subversivos y sus compañeros de viaje se alzaran con el triunfo.
¿Por que no acertó Prieto, pese a su clarividencia en el pronóstico? Porque no contaba, ni pudo contar, con un serie de imponderables que influirían totalmente en el resultado final de la guerra. Lo que Prieto y tantos como él tuvieron presente en julio de 1936 para establecer juicios de valor, sufrió tal cambio, que ya en octubre de ese mismo año los menos sagaces entre los augures, ponían en duda el triunfo de la República.
En circunstancias más cercanas, al iniciarse la transición, el Partido Comunista de España,con más moral que el Alcoyano, vivía expectantes días de gloria ya que, acompañado de los mejores artistas del cante popular y otras joyas del espectáculo, llenaba cosos taurinos, campos de fútbol y plazas o espacios públicos, con multitudes fervorosas, que auguraban el triunfo del Sr. Carrillo y sus muchachos por goleada. Y no fue así, a pesar de los pronósticos victoriosos.
El caso es que los gerifaltes de PODEMOS, según lo propagan a los cuatro vientos, alardean, con lógica de principiantes, de haber cazado el oso griego. Ya se están repartiendo su piel . Pero no saben o no quieren enterarse de la que les viene encima. ¿O creen que Europa no va a mover pieza?
Este mes de enero y los siguientes, hasta el otoño, van a ser ilustrativos hasta para don Cayo, el votante que Delibes puso en la palestra electoral sacándolo de la paz reinante en una aldea de Castilla.
No me jugaría un café por los resultados electorales futuros pero inmediatos. Hay demasiada carnaza en el asador.
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