domingo, 25 de enero de 2015

MIREMOS A GRECIA

     Ya conocemos los resultados electorales de Grecia; pero lo mismo da. Miremos a Grecia. Porque Grecia nos da la oportunidad de ver si le pelan o no las  barbas a tu vecino.
     Les voy a confiar un secreto a voces. Este régimen  nuestro, tan ejemplar, tan bonito, tan laureado, se inició en un clima de crisis por unos partidos improvisados que no tenían una perra y que, al parecer, recibieron ayudas generosas de algunas fundaciones políticas  europeas y americanas, así como préstamos generosos de las cajas de ahorro, bajo un denominador común: todo vale si España se convierte a la democracia.
  ¿Se devolvieron esos dineros? ¿O se perdonaron en gran  parte por aquello de "todo es bueno para  el convento"? Allí empezó el todo vale por ser aprovechable y  útil para instituir la democracia, lo cual no deja de ser una corrupción.
   Y con el todo vale fue reconocida la validez  de que "el fin justifica  los medios", sin tener en cuenta, si se pretende que una democracia sea eficiente y útil,  - cualquiera que fuere  el programa político de los partidos en liza -,  que lo  primero que hace falta es respetar la calidad ética que demanda toda sociedad  por principio: la de ser justa, equitativa y saludable.
    Pues así la chingamos tía Paca, porque los políticos españoles tan poco  aficionados a la ejemplaridad y a la tolerancia,  le dieron tan poca importancia a la pasta gansa, que ríete del desbarajuste administrativo de las Españas, puestas a  malgastar la plata  de allende  el mar, cuando se descubrieron las Américas.
   Con esa línea de conducta, más o menos, se montó democráticamente una España fantasiosa, alegre y faldicorta,  más cara de sostener que los tercios españoles en Flandes, con unas autonomías de lujo y unas aspiraciones de ensueño.
   De forma que hubo que llamar al esposo de la tía Paca, es decir al tío Paco, que vino con la rebaja; pero ¿quiénes pagaron las facturas pendientes? Las clases medias y el trabajador de a pie.¿Y los otros? Unos se inclinaron por el fraude y los demás, ya se sabe, se fueron a los paraísos fiscales. ¿Esto, o algo parecido, es lo que quieren arreglar los griegos en su propia casa?
   Pues bien: miremos  a  Grecia antes de meter la pata en España. ¡Hasta tenemos esa suerte!


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