sábado, 24 de enero de 2015

DE LA CÁRCEL Y A MUCHA HONRA.

     El señor XX ha salido de la cárcel  y a mucha honra. Lo habían enchiquerado bajo sospecha   - serios indicios delictivos -  para evitar su más que probable fuga , al entender de la Justicia. Ha salido del trullo y un sector de la prensa lo ha recibido con morbo y en loor de sensacionalismo,  como, se hacía con los protagonistas de los vuelos transoceánicos en el siglo pasado. ¡Cuánto se han depreciado  las exigencias que dan fama!
     El hombre, sobrado de ánimo, fresco como lechuga recién salida del invernadero, ha estado locuaz y no ha tenido inconveniente en reafirmar que los cuarenta  y pico millones de euros  que guarda en Suiza, son suyos y poco menos que intocables.
     Todos han coincido en que XX va  sobrado y  es muy listo. Vamos, algo así como un ejemplo a tener en cuenta por las sucesivas generaciones que se dediquen a llevar las cuentas de los políticos o cosa parecida.
     ¿Pero que ha pasado en realidad ante cuyo planteamiento nadie se aclara?
      Cuando yo trabajé de chupatintas y lameculos en una oficina bancaria dependiente de la gran central que radicaba en Madrid, para abrir la caja se necesitaban tres llaves: la del director de la   sucursal,  la de un apoderado y la del subalterno que manejaba el billetaje y la sobada moneda. Y al cerrar la caja se hacían cuentas, firmaban los tres claveros y se mandaba el resultado numérico a la central en Madrid para superior conocimiento.
     Y en Madrid, los superiores jerárquicos de aquellos dichosos tiempos, cuando aún faltaba mucho para que se inventaran los ordenadores, nunca tuvieron que pisar  Juzgado alguno para responder a denuncias basadas en unos apuntes impropios de un escolar de diez años.
     ¡Que vergüenza! Y para colmo, al salir de la cárcel lo toman de referencia los listos de la clase. ¡No se sabe quién ha caído más bajo!

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