jueves, 22 de enero de 2015

LO PÚBLICO Y LO PRIVADO

      Es de maravillarse la facilidad con la que elogian unos lo público y otros lo privado, sin atenerse a otros elementos de juicio que los divulgados por los interesados en uno u otro sector.
     ¿Enseñanza pública o  privada? ¿Medicina pública o privada?
      Y si entra la política en este juego, échense temblar.
      ¿Tenemos la mejor asistencia médica del mundo?. No lo sé; no lo sabe la mayoría de los asistidos, por una sencilla razón: no tenemos referencias fiables para hacer tal aseveración. Particularmente sólo puedo hacer elogios de las personas, doctores, enfermeras, auxiliares que me asistieron en la empresa pública,  pero esto no quita para que viera y padeciera defectos de organización que ese personal sanitario también los detecta y los lamenta.
       En la enseñanza puede que suceda -estoy alejado de ese tema- algo parecido, aunque si se advierte  que, en los centros docentes públicos, el interés de los padres por el progreso de sus hijos es inferior al que se detecta en los privados.  Lo gratuito no se agradece, ni se presta a exigencias,  como cuando hay que  rascarse el  bolsillo para conseguir el servicio.
       Desde luego se nos llena la boca de democracia y luego, en las cosas más elementales nos sometemos con toda docilidad a la burocracia que es, no el gobierno del pueblo por y para el pueblo libre, sino el gobierno  de ese pueblo en exclusiva por los que manejan el boletín oficial.
      En principio les diré que 1.830.000 funcionarios públicos aproximadamente, tienen la posibilidad de elegir la asistencia sanitaria suya y de sus familias, para recibirla a través de  empresas  públicas o privadas.   1.550.000 han elegido la privada. ¿Qué pasaría con la enseñanza pública y la privada si ambas fuera gratuitas y se pudiera elegir?
     Ustedes me dirán.
   


   
   

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