No estoy conforme con aquellos que aprovechan las coyunturas desgraciadas que son muchas, para fomentar el vocerío que las exagera. Con aquellos que, además, sufren si la desgracia se remedia, porque a ellos no les interesa tanto que los demás padezcan como contar con algo arrojadizo para perturbar el normal funcionamiento de un país.
A a nadie bien nacido le produce satisfacción alguna que miles de enfermos no tengan acceso a una medicación eficaz que los cure. Pero es bien triste que para remediar el fallo, haya quien en el ejercicio de su profesión, pase de la constatación del hecho y de una buena disposición para colaborar en la búsqueda de soluciones, a fomentar el insulto y la descalificación total de quienes hacen cuanto pueden para salir de la anomalía. Hasta les alegra el fracaso.
Está claro que no estoy de acuerdo con la injusticia, venga de donde viniere. Aunque sea de aquellos que están en la proximidad física o mental del que escribe.
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