viernes, 9 de enero de 2015

EL ATRASO DE ESPAÑA.

     El atraso de España es ni más ni menos que el atraso de los españoles. No se entiende esta situación teniendo como tenemos, al frente de los partidos políticos, a los seres más progresistas del mundo. Tan progresistas como para ser capaces de legalizar la sodomización entre un elefante y una hormiga,  si tal hecho viniera auspiciado por lo gerifes de la progresía.
     Pero los informes PISA, redactados a tenor de las pruebas a las que se someten los alumnos pertenecientes a  los países de la OCDE para deducir su nivel de conocimientos escolares, nos sitúan por debajo de la media general, lo que se interpreta como un fracaso de la enseñanza en  España.
     Claro está que los españoles -a la vista de esos resultados permanentes en el tiempo- constituyen un pueblo poco instruido. Y lo peor del caso es que la mayoría de estos españoles,   no tiene conciencia  de esta realidad; a buen seguro, a más de uno le enfadará el hecho de que se manifieste en público esta deficiencia.
     Parece comprobado  que allí donde la población refleja un alto índice de conocimientos, las diferencias sociales se acortan y el nivel  medio de vida mejora. Tal es el caso de los países nórdicos.
     Esto nos lleva a concluir que el progreso de los pueblos no depende tanto del mérito de sus gobernantes, como de la calidad del pueblo gobernado.
     Escuela y despensa, pedía el regenaracionista Joaquín Costa. Bien decía: la escuela por delante.
Ahora nos entretenemos en marcar diferencias entre la escuela pública y la escuela privada. ¿Por que no nos afanamos en defender la escuela buena y eficiente frente a la mala escuela?.
    ¡Así nos luce el pelo!
 
   

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