domingo, 9 de noviembre de 2014

EL MACHO ALFA

    Es sabido:  el macho alfa es el de mayor rango en una comunidad de animales de la misma especie. Pablo Iglesias, refiriéndose a <Podemos>, proclamó en público que no era el macho alfa de este partido político.
    Todo empezó con multitudes indignadas ocupando calles céntricas para hacer público su disgusto. Tenían razón. El país estaba hecho unos zorros y alguien tenía que denunciarlo venciendo ese miedo reverencial que todo contribuyente manifiesta respecto a las autoridades que lo hunden  y presionan fiscalmente.
    La  Puerta del Sol de Madrid se convirtió en el apeadero de una muchedumbre campando a su aire para demostrar que sus componentes estaban hasta la cogotera de tanto gobernante chingando a los de siempre. Allí estaban los machos alfa que aspiraban a liderar esa comunidad de indignados. Pero... aún no era tiempo de identificarse. El enemigo de un macho alfa lo es otro  del mismo signo, aunque vivan con los de la misma camada. Cuando  llegue  el momento de ventilar su liderazgo, lo defenderán a mordiscos, a cornadas o a  coces, ¡quién sabe!
    Pablo Iglesias, voluntariamente afirmó: yo no soy un macho alfa. Era el momento de jerarquizar el colectivo y el, manifiestamente, ya iba en cabeza. Pero presumía de lo contrario. Añagazas, o zorrerías del que quiere el mando.
    Al poco. le rindieron tributo sus correligionarios. Lo eligieron como macho alfa. Se inició  la jerarquización por lo más alto y  llegó el momento de elegir no sé qué consejo rector o cosa parecida que, por principio, reafirmaría al macho alfa de la organización, como jefe supremo.
    Entonces el macho alfa echó las meaditas de rigor para marcar su terreno y cuando su compinche, el Sr. Echenique, quiso que algunos de su idea fueran consejeros, olfateó el terreno ya del todo meadito por Iglesias. Tuvo que  plegarse  a la realidad, al mandato de su rival , porque donde hay patrón no manda marinero y el terreno estaba ya marcado.
     O sea que ya vamos adelante  con un partido muy organizado para hacerse eco del clamor popular, pero muy parecido a los de la casta.
     Poco a poco, claro ... pero vienen a ser, pronto lo veremos,  los mismos perros, incluso con los mismos collares.
     ¡Apuesto un café con sacarina!

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