sábado, 29 de noviembre de 2014

PROMESAS DE POLÍTICOS.

        ¿Cuál suele ser  la  idea madre que pone a un político en marcha? Según sus  apologistas, -que los hay a barullo- un político se mueve por sus ideales y para "desfacer entuertos", que diría Don Quijote.
         Pero mi padre me enseñó, cuando de niño iba la escuela del pueblo, que  los libros de historia ayudan, pero sobre todo a no tomar partido por unos en perjuicio de otros. "Aquí todos cometemos errores, pero  los políticos, rara vez rinden cuentas por los suyos".
         Extiendan su vista sobre la pobre España y ¡ya me dirán! ¿Quién está pagando los errores políticos pasados?
         Yo no entendía, pobre de mí, tan chiquitín,  aquella frase lapidaria: "Los políticos van a lo suyo y lo suyo es el poder. Si lo tienen,  gozan; si lo pierden, sufren".
         Cuando oigan hablar a un  político de los grandes remedios que piensa aplicar para hacer felices a sus coetáneos, pónganlo en duda. Si sólo se propusieran arreglar un par cosillas, podría ser. Pero eso de resolver diez, veinte, cien cosas a un tiempo, ni el Mesías a pesar de sus dotes para hacer milagros.
         Ya saben que Pablo -el nuestro, el político, el de la TV- que se felicitaba y tomaba ejemplo de los avances de la justicia social en Venezuela, se ha caído del caballo, como ya le sucedió a Pablo de Tarso. Ahora, el modelo a imitar es el puesto en practica por los países del norte de Europa. Ha sabido elegir,  porque son naciones que gozan de un buen nivel de vida y el paro es mínimo.
         Con toda sinceridad, se hace difícil creer al renovado Pablo de nuestros días. .  Dirán ustedes: ¿Por qué  lo ve tan negro?
         Por una sencilla razón. No es lo mismo dirigir el gobierno de un país poblado por suecos, noruegos o daneses, que hacerlo en naciones donde residan españoles, italianos o griegos, traídos al caso con todos los respetos y sin ánimo de ofender.  Los gobernantes nórdicos, fracasarían en las riberas del Mediterráneo, a no ser que barrieran a las poblaciones autóctonas y las cambiaran por las nórdicas.
        ¿Tan mal concepto tiene usted de sus paisanos y otros de parecido sesgo? No, por favor, los quiero mucho, soy uno más, no lo olviden. Tan sólo constato  que en la prosperidad de un pueblo tienen más importancia los gobernados que los gobernantes. Entre otras cosas, porque la calidad de los gobernantes depende de la materia prima, o sea de los gobernados, que es de donde salen..    
          Don Pablo,   cuando  pone  países modélicos como ejemplo, sabe lo qué hace:  como quien maneja el alhiguí ante los niños, los  mantiene distraídos  mientra arrima el ascua a su sardina.
        ¿Pero es que no hay políticos decentes? Sí; pero no tantos como piensa Don Mariano Rajoy, ni tan pocos como para no tener dónde elegir...



       
       

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