jueves, 13 de noviembre de 2014

HACER HISTORIA Y CREAR PAÌS

     Si se examina el panorama mundial con objeto de ver qué países tienen un bienestar que incide en la mayoría de su población -tanto en nuestra época como en otras ya históricas- advertiremos que coinciden unas circunstancias comunes: están poblados por una sociedad que goza de un alto nivel ético, científico y hacendístico.
     Si en España -y en otras muchas naciones, claro está- tuviéramos conciencia de que para alcanzar el bienestar deseado por una mayoría de la población hay que ganar  la batalla en esos tres sectores, dejaríamos a  un lado las tareas estériles y estaríamos todos, gobernantes y gobernados,  enfrascados en la tarea de acabar con los corruptos, en el empeño de mejorar los conocimientos científicos y en el afán de sanear y bien administrar las haciendas públicas y de paso las privadas. (No debe de confundirse administrar con ganar; si se gana y mal administra, no habremos conseguido nada).
     Es cosa de gobernantes y gobernados, porque mal asunto si alguien cree que todo está en manos de los políticos. Suelen ser capaces de embaucar a las masas sintiéndose muy generosos con los caudales que, vía impuestos, todos aportamos (por cierto, unos más que otros).
    Aquel que empezó de curilla de pueblo  y luego   resultó ser un hombre de alto criterio, don José María Arizmendiarrieta,   (aliento espiritual del grupo cooperativo nacido en Mondragón), dejó escrito que "los que optan por hacer historia y cambian el curso de los acontecimientos, tienen la ventaja, sobre los que deciden esperar pasivos, de
ver los resultados del  cambio".
     Pero en España, el gran Camilo José de Cela, hizo que triunfara la moda de "el que resiste gana".
     ¿Por dónde han de ir nuestros gobernantes?
      Ellos dirán; pero son muchos los que creen que ha llegado la hora de hacer historia y de hacer país. Claro está: es más fácil sentarse a la puerta de la jaima a ver pasar el cadáver de tu enemigo.
      Todo sería posible si nos afanáramos en vivir -empezando por los que tienen tareas de responsabilidad-  dentro de una exigente ética, metidos en la vanguardia científica del mundo, y administrando bien lo poco que tenemos.
      No me lo digan; ya lo sé. Pensará más de uno: "No nos diga chocholadas. España es como es y los políticos lo bordan (para ellos)."
      Y yo respondo: "Si es así como usted dice y es como dice usted, que me preparen el capitoné. Es mejor huir con los muebles por delante, que mal venderlos para pagar el transporte que te saque de este posible  infierno".
   
 

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