viernes, 6 de junio de 2014

LOS TARDÍOS EFECTOS DE LA CORRUPCION,

     El fenómeno no es nuevo: cada vez que una generación de políticos alcanza el poder, ha de estar al tanto de que los parásitos que van con ella (inevitables, según parece) no le  birlen la tostada. Toda desconfianza es poca. Nada de poner la mano en el fuego en defensa de la parasitosis o de sus protagonistas. Nada de mirar para otro lado y dejar abierto el cajón del dinero.  Nunca debieron de suprimirse o dilatar en el tiempo la exigencia de controles, intervenciones y revisiones de cuentas, ni mucho menos la triple llave de la de caja de caudales.
     Al finalizar la era de la burbuja,  -años de una España alegre, gastadora,  pechugona y faldicorta-  con las vacas bíblicas más tiesas  que el perro pulgoso del refranero, los españoles nos dimos cuenta que para el arte del birlibirloque, como nosotros ninguno,  siempre que existan políticos vestidos de idiotas dirigidos por algún que otro idiota con traje de político.
     Los estragos de la corrupción se han traducido al fin en un castigo electoral que se ha  detectado en las elecciones europeas. Las víctimas principales han sido aquellos partidos políticos que más toleraron la corrupción. Hasta este momento han sido los que mejor eludieron los efectos de la crisis. Al fin han entrevisto la llegada de la fiera.
    Pero esto ha sido como empezar el melón. ¡ Veamos cómo se las arreglan en las confrontaciones electorales que ya tenemos encima!".

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