jueves, 5 de junio de 2014

EL SOCIALISMO ESPAÑOL ¿DIVIDIDO?

     En la  España de la II República el PSOE se definía como partido obrero, socialista y marxista.
     La República llegó por los muchos errores cometidos por los Gobiernos monárquicos, con Alfonso XIII a la cabeza, y gracias a la crítica acerada y acertada de un selecto grupo intelectual, una de cuyas primeras figuras fue Don José Ortega y Gasset.
     Las bases republicanas estaban más cerca de los socialistas que de esta pléyade de intelectuales, también tenidos por burgueses.
     Los marxistas -en sus distintas ramas- y los sindicalistas de izquierdas se sintieron defraudados por la política republicana, dado que  lo suyo era la "revolución del proletariado". En el PSOE, Largo Caballero defendió la revolución antidemocrática,  mientras Julián Besteiro, se situó a favor de la democracia. El PSOE  se dividió  y triunfaron las tesis de Largo Caballero. De ahí vino la revolución de 1934, preludio de la Guerra del  36.
     Ahora, en circunstancias bien distintas, el PSOE que dejó de ser marxista y ha defendido la democracia ante todo y  por encima de las formas de Gobierno, se encuentra de hecho dividido. La cúpula antepone los compromisos democráticos a que España sea monarquía o  república. (Observen: es el mismo criterio seguido en la Unión  Europea, en la que  España está integrada). Gran parte de las bases de este partido se muestran republicanas.
     Usted lector puede juzgar lo que se juega España (los españoles) si las bases -algo parecido a lo que sucedió en el 34- triunfan sobre la cúpula.
     Claro está, esas bases republicanas dirán que España no tiene por qué perder soberanía, para pasar a ser un protectorado de Europa. Y mientras,  se suman a  los movimientos secesionistas periféricos.
    ¡Joder que tropa!, que diría el conde de Romanones.
    

    

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