viernes, 13 de junio de 2014

LA PROSTITUCION, LLAMADA A CAPÍTULO.


   No ha sido una iniciativa española: quede bien claro. Ha intervenido un organismo europeo que se ha dirigido a la España oficial para decirle: "vean ustedes como se las arreglan para que todo ese dinero que se menea por y en torno al putiferio nacional figure en el PIB patrio".
   Y desde fuera - faltos de todo pudor, digo yo - nos ponen al aire las vergüenzas. Resulta ser que,  en  las cloacas de la prostitución españolas, se mueven y multiplican  miles de millones de euros sin estar sometidos, quienes practican  tal oficio, a medidas preventivas  de higiene;  sin que guarden consideración alguna a la dignidad de las personas que en tal sector trabajan;  y sin exigírseles, a los protagonistas del meneo, cumplimiento alguno en materias tan sacrosantas como son  el pago de impuestos o las cotizaciones de la seguridad social.
   Este país, España, al  que algunos - no sé por qué - llaman  Estado, donde se roba a pala sin que exista rubor alguno que disuada a los "gatunos" que dicen en Portugal,  cuenta sin embargo con un  elevado censo de fariseos, no  discriminados, a los que  ni por asomo se les puede hablar de una legalización razonable del negocio carnal, sobre  todo por combatir el esclavismo -que se da a raudales- en beneficio de un número contado de explotadores y en perjuicio de  miles de mujeres, sometidas a un trato indigno a través de la mal llamada trata de blancas,  que resulta ser la carcelería  de personas  de muy distintas razas y colores.
   ¿O no?

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