En los años de la posguerra, con los españoles empobrecidos y muertos de hambre, los Gobiernos de turno, en sus afanes de repartir bien la pobreza, crearon con pretextos varios innumerables organismos que no hacían otra cosa que estorbar e impedir el afán de mejorar y de que reviviera el dinamismo de millones de compatriotas.
Hubo un doctor que escribió un ensayo sobre el "Español y su complejo de inferioridad" alusivo a una especie de maldición divina que nos tenia condenados a tan sólo fabricar cucharas de palo, botijos de barro y paipáis, o sea un abanico de palma al alcance fabril de un niño.
Miles de españoles, con iniciativas varias e ingeniosas, estaban parados porque necesitaban cupo de materias primas y nadie se lo daba; permiso de enganche a la energía eléctrica y tenían que sudárselo en antesalas oficiales; autorizaciones de obras, y decenas de pequeños organismos aparecían como setas a cobrar su mordida. Aquello era como ciscarse con la capa puesta.
Yo creo que fueron los americanos los que vieron el negocio de treinta y pico millones de seres humanos dispuestos a gastarse la tela si la tuvieran; fue así como descubrieron que los amos de España eran los curas y los mas listos de entre ellos los del Opus. Y estos hablaron con Franco y empezaron por decirle: suprima usted todos esos organismos que están poniendo palos en las ruedas con iniciativas de miles de españoles. Faciliten que vengan inversiones de fuera de España. Y así lo hicieron. Y los españoles empezaron a caminar sobre las aguas, apoyándose en las piedras como todos.
Y ahora ¿quién manda en España y pone palos en las ruedas de los españoles?
Los partidos políticos, los sindicatos y organismos colaterales y afines. Pues ya saben: alguien ha de meter la escoba para que al menos no estorben.
Ése es el que puede sacarnos de la crisis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario