domingo, 12 de abril de 2020

SIN MIEDO A LA VERDAD (56)

     Si decidimos asumir los últimos progresos y costumbres que se abren camino en los países más modernizados, hemos de reconocer que en la mayor parte de España estamos a medio camino.
      Los primeros en manifestarse remisos al cambio -aun cuando se proclaman partidarios del pringado progreso al uso-  suelen ser los políticos en el poder que, para más chingarse,  cuando predican al viejo estilo, presumen de modernos al último grito.
       El progreso en su plenitud es tan antiguo como el género humano y por eso, por su antigüedad, es muy difícil fijar quién descubrió la palanca, o la rueda o el papel de fumar que ya ni se usa. Ni quién  ni cómo se le fue sacando partido a esta evolución progresista.
       La aparición del contratiempo mortal llamado "coronavirus" se ha caracterizado por su rapidez difusora. A tono con tiempos pasados, el mal se extendió por gran número de países, distantes entre sí, en cosa de días. Reconozcamos de una vez, lo fácil que es presumir y que difícil precaver.  La España política sigue muy atrasada y han sido los equipos profesionales de la medicina, los que han frenado el progreso de la muerte, y no del todo, por lo que sufren y trabajan con una generosidad que ha hecho historia.
      ¿Quiere decir ésto que la izquierda en el poder está en la higuera? ¿O que la derecha está al tanto de lo que la realidad nos muestra?
       Yo no lo sé pero me huelo que estamos en crisis y que el poder adinerado, frente al curso de los acontecimientos, ni acierta a nivelar los desmadres ni a tomar parte en el progreso para enterarse de que no todo se resuelve con el vil metal.
       Hay que saber ganar la paz equitativamente, para evitar hacerlo bellacadamente.

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