¿Por qué? Les confieso que mis narraciones noveladas, viciadas por su simpleza, las toman en serio bastantes lectores y, cuando expongo hechos reales -que rodeo de suavidad para no herir a terceros- estiman que son anécdotas o curiosidades divertidas.
Si fuera a narrar las circunstancias que rodean el nacimiento y vida de la pandemia que nos abruma, me tomarían por explotador fantástico de una historieta, con la que provocar el sueño del lector en una cálida noche de verano.
En mis largos insomnios -cosa de viejos- suelo entretenerme en buscar soluciones a problemas socio-políticos que marean y nunca los resuelven. Entre ellos está el paro laboral que sufren varios millones de expectantes compatriotas. ¿Por culpa de quién tal paro? No lo duden: tiene su importancia. Hasta ahora, son tantas las obligaciones y tantos los aflojamientos de dinero que han de poner en juego los inversores, tan exigente ese tinglado de complejo arranque, que resulta mejor no iniciar nada.
Pues bien: se acaba de vulgarizar el "tele-trabajo" que permitirá a muchos ganarse un sueldo en su casa sin más, para atender una abundante realización de tareas. Tele-trabajo que se ha puesto a funcionar, sin ruidos, en un par de semana.
Del mucho a exigir estamos pasando al poco pedir.
Una verdad digna de su desarrollo.
Si fuera a narrar las circunstancias que rodean el nacimiento y vida de la pandemia que nos abruma, me tomarían por explotador fantástico de una historieta, con la que provocar el sueño del lector en una cálida noche de verano.
En mis largos insomnios -cosa de viejos- suelo entretenerme en buscar soluciones a problemas socio-políticos que marean y nunca los resuelven. Entre ellos está el paro laboral que sufren varios millones de expectantes compatriotas. ¿Por culpa de quién tal paro? No lo duden: tiene su importancia. Hasta ahora, son tantas las obligaciones y tantos los aflojamientos de dinero que han de poner en juego los inversores, tan exigente ese tinglado de complejo arranque, que resulta mejor no iniciar nada.
Pues bien: se acaba de vulgarizar el "tele-trabajo" que permitirá a muchos ganarse un sueldo en su casa sin más, para atender una abundante realización de tareas. Tele-trabajo que se ha puesto a funcionar, sin ruidos, en un par de semana.
Del mucho a exigir estamos pasando al poco pedir.
Una verdad digna de su desarrollo.
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