Mi encuentro con un viejo amigo es para mi sorprendente. Se toma la confianza de chincharme. "¿Tú que harías para constituir un partido político centrista en las Vascongadas?". Le respondo: "Me pides un imposible: mi edad no me lo permite". Y no se contenta: "No te pido -insiste- que hagas nada. Es un supuesto: ¿qué harías...?".
Borrón y cuenta nueva y siento en mis entrañas un mar de dudas.
Paso a darle una satisfacción a mi vieja amistad: "Es muy difícil dar en el clavo para convencer a un centrista. El votante de este signo, atemperado y pacífico, no tiene puesta su fe en la política. Lo suyo es más práctico. Cada uno se las arregla como puede y hace camino al andar a su manera".
"Es decir -persiste el amiguete- que los centristas auténticos no necesitan políticos..."
Y le respondo: "Solo he dicho que no se fían". Y añado: "Jesús el Nazareno, con su divina gracia, tuvo que empezar con doce apóstoles y uno de ellos resultó ser traidor. Todo para implantar una fe. Si encuentras tu seis personas con buena disposición para hablar de una política centrada y constructiva, vienes y me lo cuentas".
Ser político y centrista en línea de honradez no se paga con dinero ni con estatuas a caballo o con el nombre de una calle. Al entregado a los demás lo suelen olvidar, si es que no lo derriban antes.
"No obstante te voy a dar materia -le digo al viejo amigo-. "Los tres territorios forales -Álava, Vizcaya y Guipúzcoa son dignos de un estudio a fondo: no han perdido su régimen competencial ni las posibilidades de rehacer y revivir su autonomía para mejorar el medio ambiente, para darle vida y crear cierto bienestar".
"Para mejorar lo que tenemos, sería necesario actuar en tres sectores: el laboral (que comprende la revisión de salarios, reservas y pensiones mediante la creación de puestos de trabajo solidarios y la supresión de costumbres obsoletas); el territorial (que abarca el estudio y el uso de los medios necesarios para modernizar la evolución de pueblos, villas y ciudades y defenderse así de los efectos negativos globalizadores); y el educacional (que exige dar un giro desde la raíz de la educación actual, para -entre otras medidas- motivar nuevos usos y costumbres e inducir a las clases medias a que promuevan la higiene y el hábito de valerse, entre otros medios, de una medicina preventiva)".
Claro está: una trayectoria expuesta en cuatro párrafos, no se improvisa. Así que, si quieres aprender, otra vez será.
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