lunes, 9 de marzo de 2020

SIN MIEDO A LA VERDAD (23)

     Aquel que piense en alcanzar un objetivo muy concreto, para lo que fuere, ha de calcular si puede o no cumplir con las obligaciones o condiciones que lo conduzcan a un final feliz. Es decir que si uno se viera incapaz de afrontar un  programa de mínimos para crear  una empresa y mantenerla activa rindiendo beneficios, no daría un paso al frente.
     El crecido número de trabajadores sin empleo tiene su origen en miles de empresarios españoles o extranjeros, asentados en España, con pocas esperanzas de hacer negocio.
     ¿Por qué sucede tal cosa?
      Porque los políticos -de toda clase y condición- se valen, para subsistir,  de la recaudación tributaria que suele ser mayormente soportada por los que trabajan y emprenden. Y si necesitan más dinero, aumentan  la presión fiscal y nuevas cargas sobre los mismos pecadores. Pagan por trabajar.          Muy al contrario, tenderse en una playa a tomar el sol y recrear las vistas o dar masajes al pellejo, es un ejercicio libre de impuestos. Es un oficio saludable y así lo palpan la mayoría rampante de los profesionales del ramo españoles y extranjeros.
      Su ideal -el de una gran mayoría-   es mantenerse en el tíovivo de la feria que, aunque rentable no da para mucho más. Mientras, -salvo contadas excepciones- aumenta el número de personas siempre dispuestas a vivir de la política o en sus alrededores. Al parecer, no les importa  las estrecheces y sinsabores de una gran parte de la población con poco poder adquisitivo. Y no cesan de proclamar esta inquietud que dicen sí les afana y  empuja hasta perder la piel, para acabar con el mal ajeno, como darle doble entierro a un muerto que no es de su agrado.
      En estas circunstancia vale bien poco que los poderosos se acojan a las ventajas que, en pleno desarrollo,  les proporciona el fenómeno llamado "la globalización". Se ha roto el equilibrio del poder,  hoy en manos de empresas supranacionales que manejan fondos monetarios para multiplicar sus beneficios sin miramientos. No sabemos -por ejemplo- si están implicados en los negocios de la plaga  conocida como "coronavirus",  tan incontrolada como costosa para los más y productiva para unos pocos.
     Ahí está el gran poder del voto ajeno, sin fácil remedio y menos a bote-pronto. Voto que nadie sabe como repercutirá en su hacienda familiar.       
     

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