lunes, 13 de agosto de 2018

¿UN SUEÑO? ¡UNA ESPERANZA! (1)

   Me tocó nacer en el Valle de Valdegovía, un rincón sito al oeste de la provincia de Alava, País Vasco peninsular; rincón que ya existía cargado de historia en el siglo VIII con una desarrollada -para aquellos tiempos-, estructura político-social iniciática,  formando parte del Condado de Lantarón dotado con clave fronteriza: la de abrir la zona cristianizada para dar paso al Reino Astur-leonés, (zona del este), que durante un par de siglos pudo ser hegemónica.
   Tiene esta comarca una historia digna de una divulgación moderna, auténtica, veraz, apolítica , positiva; sin negar sus pasajes novelescos, que los hay, tiene,  otros hechos probados como veraces, tal que la participación de sus gentes en las primeras oleadas creativas del idioma español (Cartulario de Valpuesta, magister dixit).
    Es ahora Valdegovía,  mayormente, un municipio que de tener tres mil habitantes y una vitalidad avanzada en 1930, respecto a otras zonas rurales, ha visto  reducida   su población a menos de mil.Tiene su  importancia citar este hecho, porque Álava es una  provincia -o si se quiere un territorio foral- con buen nivel de vida.
    En ese período de tiempo que ahora expongo,  (1936-2018), Vitoria, la capital de Alava,  ha pasado  de tener cuarenta mil habitantes, a los doscientos cuarenta y siete mil, en números redondos. de nuestros días.Vitoria es una capital macro-cefálica. Este hecho merece un estudio científico que explique el por qué y el para qué de esta realidad.
   ¿Es acaso un sueño' ¿O una esperanza?
    Pero volvamos a Valdegovía (entendida la comarca en sus límites geográficos), que vive dos  grandes tareas dignas de ser señaladas: la recuperación del Valle Salado en Añana y la implantación de un regadío en torno  al río Omecillo a lo largo del Valle.
   Según sea su gestión, -permításeme pensarlo- así serán los resultados.

(Continuará)

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