lunes, 27 de agosto de 2018

LA INHIBICION DE LOS CAUTOS

     La democracia es una doctrina que hace posible la participación de las masas en la evolución de un país por vías pacíficas. En mi opinión  es discutible; pero, -de momento-es lo que veo y no hay solución. Bien te acomodas,  porque está de moda ser demócrata,  -es lo que hay-  o te cabreas y rozas de palabra eso que llaman intolerancia, que resulta ser prima carnal de los violentos. Así,que traga y calla porque peores los hemos padecido.
     El caso es que la democracia es cara y se va al carajo, cuando lo que  se ventilan o -dicho de otra  forma-  se ponen en juego los dineros a los que cada uno, es decir cada demócrata, cree tener derecho.  Ejemplo los taxistas, cuando les tocan el  trigémino. O los repartidores de comidas que quieren ser autónomos y no les dejan,  porque así eluden la presión recaudadora que los demócratas en el poder imponen aunque sea  injusta.
     El caso es -son tantas las ganas de promover el bienestar de las masas votantes- que  llegados al poder lo primero que hacen, la mayoría de ,los políticos, es proporcionar horas felices, por ser justo, equitativo y saludable, y atender primero a ellos mismos y luego a parientes, amigos y compañeros mártires. Así es la democracia bien entendida. Tan bien que ya no hay desahucios.
      Esta realidad, en la que incurren una mayoría de los demócratas a la medida, está copiada de los modelos dictatoriales que, en estos casos, suelen ser maestros. ¡Copian y no lo disimulan!
      Claro que el  sistema funciona gracias a la inhibición de los cautos. ¡Por si acaso!
      Es una prueba de honradez precavida y muy demócrata.


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