lunes, 6 de agosto de 2018

MOTORES DE LA POLÍTICA (1)


   Ayer, cinco de agosto del 2018, fiesta de la Virgen Blanca, Patrona  de Vitoria, llegó a esta ciudad el líder del PP, Pablo Casado. Salieron a recibirle las figuras más destacadas de este partido en el País Vasco. Se jugaban el próximo futuro del "centro derecha" constitucionalista español en los  "territorios históricos" vascos, los de la Vasconia medular,  y el porvenir  personal de sus conmilitones.
   Los motores de la política actúan sobre los elegidos y estos luchadores tienen -quiérase o no- dos alforjas: la patriótica y la doméstica. Pasa en las mejores familias, no hay que asustarse. A no ser que hagamos cuentas y terminemos por reconocer que en España, una parte de sus gentes, contadas por millones, son pobres. No están preparadas para sostener una tan inacabable demanda con la que  costear ciertos lujos mal llamados democráticos.
    Este doble juego -político y familiar- crea suspicacias entre los más comprometidos y, al fin, sus inquietudes trascienden a la calle. Y en esa calle, los electores esperan que los elegibles se propongan una colada de impurezas de nunca acabar; y cuando por los primeros se descubre la verdad, se caen de culo en medio de tanta basura. Así ganan unos pocos y los más se resignan a tirar del carro.
    En el País Vasco los políticos de centro derecha han sido muy modestos en sus ambiciones  personales, pero van a soportar a la hora de medirlos, los mismos raseros que los libre pensadores a la hora de rendir cuentas.
    Esto nos lleva a comprender que los electores  del centro derecha vasco-españoles,  si quieren situarse con dignidad en un otero influyente, tendrán que empezar por conocerse y asociarse en una especie de "Círculo solidario" desde donde defender, primero, sus derechos humanos. Por ejemplo, el derecho a una buena enseñanza, limpia de politiqueos. "Círculo solidario", para mejor conocer loas las injusticias y estudiar cómo defenderse unidos.
    Porque la prosperidad exige que los elegidos sean leales con sus electores y  esto -hoy por hoy- no funciona en España.
 
    (Continuará)

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