jueves, 2 de agosto de 2018

PROCESO LENTO, PERO VIVO

     No cabe negar  a estas alturas que las tesis secesionistas defendidas por un alto porcentaje de catalanes -dinámicos, irreductibles, optimistas-  tienen contra las cuerdas a lo partidarios de la España unida, que quiérase o no funciona como nación  en todo el Orbe;  aunque en decadencia  -claro está-  porque los nativos no se ponen de acuerdo.
     Estas diferencias, -cuando cobran cuerpo, como es el caso- suelen ser consideradas insalvables y,  poco a poco, lentamente, lo que venía siendo un combate dialéctico, un toma y daca oral, se convierte en pelea violenta de palabra y obra,para dilucidar quién tiene o no razón: quién es el más fuerte y si sabe o no administrar la guerra.
     Recuerdo algunos episodios de la Guerra del 36, si aquella que ganaron unos y perdieron otros que, ¡òh casualidad!, al cabo de ochenta años, gracias a la "memoria" llamada histórica, han conseguido que los victoriosos sean los perdedores y asuman la condición de  derrotados aquellos que prematuramente,según parece, cantaron victoria.
     Los hechos  se modifican u olvidan hasta extremos que urge negar. ¿Qué otra cosa podemos desear? Hace poco leía en un libro de historia, (cuyo autor no era ni es franquista) cómo -tras una retirada imprevista y en derrota en Brunete- se cargaron de madrugada a cuatrocientos milicianos de las Brigadas Internacionales, a tiro limpio en la nuca, sus propios jefes,  por la pérdida de unas posiciones estratégicas. Ya se sabe, ¡pies para que os quiero! No veo, ni veré  que alguien se preocupe por estos asesinatos.
     Pero volviendo a  lo que importa: ¿Cuànto tiempo va a durar tanta farsa?  Porque, el camino  está marcado y cuando dos no se entienden... terminan por olvidarse de las musas. Y ya se sabe, por ahí empieza a crearse un ambiente hostil.
    Ojalá me equivoque.

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