viernes, 10 de agosto de 2018

MOTORES DE LA POLÍTICA (5)

   Era un jefecillo oficinesco. Tenía tres auxiliares a sus órdenes. Repartía el trabajo y luego se entretenía mirando por la ventana con vistas a la calle. Un buen día, al auxiliar más entregado al  "vicio" de trabajar se le soltó el pelo y le dijo:a su jefe:  "Soy su esclavo. Yo cargo con su trabajo y el mío. Gano dos sueldos y cobro sólo uno. ¿No le da vergüenza?"  Y el aludido respondió sin dudarlo, tajante, con genio, al tiempo que encendía un cigarrillo: "Debes dar gracias a Dios que te dotó de tal capacidad para el trabajo".
   Esta anécdota que parece inventada a mi capricho es auténtica e hizo escuela. ¿Y así, con este lujo de "ideas" creadoras de ambiente,  "funciona" el tinglado oficial con alguna notable y gratuita excepción? Pues sí.
   En la España oficial - con sus territorios  secesionistas dentro -  el número de funcionarios y de cargos políticos crece en proporciones incontroladas. Sucede todo  a medida que se frena y mal paga el desarrollo  laboral del sector privado o cosa parecida. ¿Es o no es cierto? (No se fíen de las convocatorias oficiales que cubren vacantes por rigurosa oposición. Cuentan más los temporeros que se quedan para siempre)
    Al fin y al cabo, es un peso que le quitamos a la empresa privada. Por ejemplo a la Banca. Ésta lleva años reduciendo el equipo de laborantes. ¿Como lo hacen? Muy sencillo. Aplican eso que llaman digitalizar el proceso funcionarial. Y se ahorran un carro de papel moneda.
   ¿Por qué no copian el sistema los políticos para librar de  disgustos a los contribuyentes? ¿No será que la Banca administra y la Oficialidad derrama?
    Si el sector oficial llegara a tener  más siervos que el privado, sería señal de que la democracia  se fue por el tubo de escape de la corrupción.
     Por ese camino andamos;  y soy un optimista.

(Continuará)

No hay comentarios:

Publicar un comentario