viernes, 25 de noviembre de 2016

DINAMARCA, UN EJEMPLO

     ¡Un ejemplo! Allí no funcionan con el salario mínimo.  Creo entender que miden el grado de laboriosidad por hora trabajada.
      El caso es que Dinamarca está a la cabeza de media docena de paìses, entre los que gozan de ese que llaman "estado del bienestar". La presión tributaria es alta. La plaza de, abastos cara. Todo se paga, y se paga bien; también la hora trabajada. Eso sì:  cuando hablan de hora trabajada, van en serio;  es una hora mentalizada de sesenta minutos. Es decir que, para no ser mal entendido,  allí, en Dinamarca -salvo excepciones, que las habrá-, todos -por convicción, que no por decreto- pagan y cobran midiendo el tiempo y la moneda con precisión matemática.
      El "estado del bienestar", por lo visto se alcanza cuando se llega, entre los afectados por el deseo de mejorar, a un grado de entendimiento en el reparto del beneficio. No se reparten las pérdidas, ni las deudas, que llegado el caso lo harían: se reparten las ganancias.
      ¿Y que han hecho para situarse como ganadores? Muy sencillo: empezar con un proceso muy fácil de entender y de difícil aplicación  entre los ribereños del Mediterráneo y mares anejos. Empezar en la escuela, educando a  todos desde la más tierna edad en el cultivo el cerebro del que han de salir las ideas de la prosperidad, senda inicial del bienestar colectivo.
      Que conste en acta: Dinamarca es fruto del entendimiento entre partidos políticos de distinto cuño: también los social-demócratas. Es lo que no supo hacer el PSOE de Pedro Sánchez en España.
      ¡No se puede confundir la firmeza con la tozudez!

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