¡Un ejemplo! Allí no funcionan con el salario mínimo. Creo entender que miden el grado de laboriosidad por hora trabajada.
El caso es que Dinamarca está a la cabeza de media docena de paìses, entre los que gozan de ese que llaman "estado del bienestar". La presión tributaria es alta. La plaza de, abastos cara. Todo se paga, y se paga bien; también la hora trabajada. Eso sì: cuando hablan de hora trabajada, van en serio; es una hora mentalizada de sesenta minutos. Es decir que, para no ser mal entendido, allí, en Dinamarca -salvo excepciones, que las habrá-, todos -por convicción, que no por decreto- pagan y cobran midiendo el tiempo y la moneda con precisión matemática.
El "estado del bienestar", por lo visto se alcanza cuando se llega, entre los afectados por el deseo de mejorar, a un grado de entendimiento en el reparto del beneficio. No se reparten las pérdidas, ni las deudas, que llegado el caso lo harían: se reparten las ganancias.
¿Y que han hecho para situarse como ganadores? Muy sencillo: empezar con un proceso muy fácil de entender y de difícil aplicación entre los ribereños del Mediterráneo y mares anejos. Empezar en la escuela, educando a todos desde la más tierna edad en el cultivo el cerebro del que han de salir las ideas de la prosperidad, senda inicial del bienestar colectivo.
Que conste en acta: Dinamarca es fruto del entendimiento entre partidos políticos de distinto cuño: también los social-demócratas. Es lo que no supo hacer el PSOE de Pedro Sánchez en España.
¡No se puede confundir la firmeza con la tozudez!
No hay comentarios:
Publicar un comentario