martes, 15 de noviembre de 2016

CRISIS AUTONÓMICA Y SECESIONIISTA


      Los secesionistas catalanes, tan pronto olfatean que el Gobierno central de España está debilitado, pisan el acelerador a fondo, como si fueran los únicos dueños de la calzada, y se declaraban independientes. El paso siguiente -hacer de su capa un sayo- lo dan sin paracaídas y les viene a suceder lo de siempre: desde Madrid les bajan los humos y vuelta a empezar. 
        Esto fue lo sucedido en 1931 y 1934 cuando, los tales secesionistas,  desde el balcón de la Generalidad, alzaron la bandera de la libertad,  vocearon a gritos su independencia  y se pusieron a verlas venir. El debilitado Gobierno, desde Madrid, les dijo "no", destacó en Barcelona un par de piquetes del Ejército con  dos cañones y dejaron a los independentistas  compuestos y sin autonomía.
      Durante la guerra civil, años de 1936-37, el Gobierno central no es que pasara por un periodo de debilidad, si no que iba agotado e inmovilizado por una catalepsia de origen nervioso, a causa del golpe dado por los militares, primero en Marruecos y luego en varias regiones y ciudades de España. En Cataluña, los sedicentes independentistas se hicieron valer y, pese al anarquismo reinante,  fueron de hecho asumiendo competencias del  Poder central; comenzaron a ejercerlas tan ricamente sin que nadie les diera una orden para cortar el desafuero. 
     Manuel Azaña, Presidente de la II República lo dejó reflejado por escrito de modo expreso: “La Generalidad funciona insurreccionada contra el Gobierno (…) asalta servicios y funciones del Estado, encaminándose a una separación de hecho. Legisla en lo que no le compete, administra lo que no le pertenece. Mientras otros se baten y mueren, Cataluña hace política.” “Hablan de que en ella (en la guerra) interviene Cataluña no como provincia, sino como nación.  Como nación central, observan algunos.”
     Después de pasados ochenta años largos, estamos en situación,  si no análoga, muy parecida: con distintos canes pero con los mismos collares. Antes con guerra, ahora con paz. ¿Cuántos siglos puede durar esta crisis? ¿No se dan cuenta de que los nacionalismos se desdibujan para dar paso a organizaciones de más amplio formato?

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