jueves, 3 de noviembre de 2016

ÁLAVA MACROCEFÁLICA

     Álava es un territorio foral vasco. Quiere decir que goza de amplia autonomía fiscal. Tiene más medios que otras autonomías españolas. Tal vez por eso, Álava es macrocefálica: mucho cráneo
o cabeza y poco  cuerpo.
     Esta macrocefalia es un disparate sociológico ante el que permanecen impasibles las autoridades competentes. No es un fenómeno accidental, es un hecho consumado a ciencia y sapiencia. Es una moderna reserva hecha páramo, para quienes caminan sin rumbo, pese a tener competencias para reordenar y equilibrar el paisanaje dentro del paisaje. Pero como Álava es el territorio autonómico tildado de "humilde" por nuestros antepasados y de "patatero" por los vecinos del norte vasco, son cosas que pasan sin que nadie ose rechistar por éste y otros desencantos.
     Me sirvo de cifras indicativas, suficientes para medir la magnitud del problema. Vitoria, en 1940 tenía 50.000 habitantes. El resto de la provincia, 68.000. En la actualidad, la Capital cuenta 240.000 almas, y las zonas restantes 75.000.
      Si tenemos en cuenta que de esta última cifra (75.000) la mitad,   más  o menos,  viven en los valles cantábricos bajo  el "hinterland" de Bilbao, se puede calcular  mejor la dimensión de las zonas despobladas, pese a estar bien comunicadas y dotadas de modernas instalaciones.
     No se trata de poblarlas porque sí; el problema está en revitalizarlas y para esto lo menos que se puede pedir es un estudio de cómo proceder ante esta anomalía para borrarla del mapa.
     No se preocupen. Estoy denunciando un fenómeno secundario. Álava, la humilde, soporta esto y más sin perder su dignidad.
     Claro está que tal despoblación incide en el estado de arroyos y ríos, naturalmente emboscados;  en la limpieza y cultivo de montes sin repoblar y sucios; en la fauna y en la flora de estas soledades...
     ¡Así es la vida!




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