viernes, 30 de septiembre de 2016

EL PUEBLO TAMBIÉN SE CANSA


     En la actualidad, el futuro autonómico de todo el País está pasando por momentos críticos. Los movimientos secesionistas en Cataluña han llegado a una fase decisiva. Es el gran problema de España.
    Esta realidad explica que, desde algunos sectores políticos, se estudie un  nuevo posicionamiento autonomista teniendo en cuenta las experiencias vividas desde que se aprobó la Constitución y se pusieran en marcha los  Estatutos de Autonomía de toda España.
          Esta realidad llevada al extremo -el secesionismo catalán- es la que ha puesto en trance de ruptura al PSOE. Ha sido el "derecho a decidir" el que frenó todo intento de pacto para ir con PODEMOS de socio amigo. Al PSOE lo puso en decadencia Rodríguez Zapatero cuando dio el pistoletazo de salida, con sus nada meditadas promesas autonómicas, al viejo radicalismo separatista catalán. Despertó las esperanzas siempre en vela de un soberanismo clásico. Hoy, con Pedro Sánchez, se ha descubierto el pastel.
     Si algo está claro, en esas fechas, es que el proyecto del actual Gobierno de Cataluña incluye la idea de "arrancar"un pacto independentista del Poder central. Van a  poner todos sus argumentos sobre la mesa y hacer jugar todas sus influencias para dejar instituidas las bases de una inmediata independencia respecto al Reino de España. 
             Hecha esta breve digresión, sin perjuicio de recurrir a futuras ampliaciones, detrás del plan de Cataluña está el regulador de un  futuro para  Euskadi. Aunque planteado de otra manera, no parece disminuir las aspiraciones soberanistas plasmadas en el fracasado Plan Ibarretxe; aspiraciones que no podrán desarrollarse sin atender los deseos de otras regiones que, en la actualidad, no están dispuestas a resignarse y a consentir marcadas diferencias de trato por no proclamar afanes  independentistas.
            La historia nos dice que a toda fase de tolerancia suceden otras de rígida aplicación de las disposiciones legales. Intuyo que el pueblo español está atento y nada conforme con estos amagos separatistas. Así se explica la pérdida de votos,  en unas elecciones generales, de los partidos que se muestran propicios al "agitprop" separatista fuera de los territorios implicados. Y se comprende la subida del PP - contrario a todo separatismo- en el resto de España.
           Malo para todos si se rompiera un clima dialogante. Pero el pueblo que cede, a   veces se cansa. 
             ¡No es lo deseable! 




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