sábado, 17 de septiembre de 2016

INDEPENDENCIA VASCA

     Después de oír a Urkullu y a sus competidores en el debate preelectoral vasco (el 15-09-2016), no me siento capaz de perder la ocasión de aclarar ideas y apostillarlas, aunque sea a beneficio de inventario; es una meditación personal y para andar por casa.
     Urkullu nos dio a entender que un próximo intento -no dijo cuándo- plantearían, ante el poder central y desde las instituciones vascas, sus aspiraciones reformistas del vigente Estatuto, para que, previa consulta popular, Euskadi fuera reconocida como Nación y pudiera regirse como un Estado independiente. ¡Así de claro!
     También dijo que para alcanzar ese fin, según su idea, era necesario un acuerdo o pacto entre las representaciones españolas y vascas. Objetivo: cambio sí, pero dentro de la ley. Se hace preciso, por tanto, conciliar las aspiraciones democráticas (derecho del pueblo vasco a decidir su futuro) sin contravenir ninguna ley vigente.
     Esto hace pensar que no quieren convertir las manifestaciones multitudinarias favorables a los deseos de independencia, en un plebiscito vinculante o de obligado cumplimiento. Todo lo que haga falta para alcanzar el objetivo, debe de pactarse dentro de la ley, en la seguridad de que todos saldríamos  beneficiados.
      Urkullu habló de un acuerdo bilateral entre Euskadi y España. Los acuerdos bilaterales suelen ser frecuentes entre naciones que en su virtud contraen derechos y obligaciones mutuos, sin perjuicio de otros convenios con terceros,  con los que pueden o no coincidir. Esto  significa que los vascos nacionalistas no quieren acogerse a la legislación que pùdiera dictarse con carácter general para toda la España autonómica.
     Pensando así, para mantener unas buenas relaciones con Euskadi,  no es necesaria una reforma constitucional. Basta con firmar y cumplir ese acuerdo  bilateral al que alude Urkullu sin especificar su contenido.  Puede advertirse que el planteamiento del PNV es muy distinto del proceso que siguen los separatistas catalanes.
      Observación final: nadie entre sus compañeros de debate pidió aclaraciones sobre este proyecto. Urkullu  dió a entender que hablaba de un plan tan bien estudiado como inédito, que le permitirá llevar la iniciativa política y esperanzadora a sus filas, como ya sucede. Sus adversarios en el debate pudieron hacer objeciones y preguntas a lo que dijo Urkullu,  pero los televidentes nos tuvimos que conformar con lo dicho por el líder nacionalista, que es para pensar. Por mi parte llegué a la conclusión de que, en tanto los dirigentes del  PNV tienen estudiado el proyecto,  sus rivales políticos están en Babia y el Gobierno central, idem de lienzo.  No les quiero sorprender, pero tengo la impresión (sólo impresión) de que el PNV tiene preparados las estructuras de un Estado independiente para Euskadi, listas para funcionar con normalidad,   en menos de un año, si consiguiera sus propósitos.
     Y los españolitos de a pie, tan felices. Ya les diré por qué o a cambio de qué.
     




   







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