lunes, 19 de septiembre de 2016

TESIS PARA UN FUTURO VASCO

     La disposición adicional primera de la vigente Constitución Española, tiene dos párrafos: 1º.- "La Constitución ampara y respeta los derechos históricos de los territorios forales" y 2º.- "La actualización general de dicho régimen foral se llevará a cabo, en su caso, en el marco de la Constitución y de los Estatutos de  Autonomía".
     Sobre estas bases, el PNV ha ido elaborando un proyecto que tiene por objeto lícito y legítimo: aumentar la capacidad de autogobierno de los territorios forales unidos en una Nación de nuevo cuño: Euskadi.
     Podría decir, -aunque no demostrar, porque no lo hice ante notario-  que en 1964 redacté un pliego de iniciativas para remodelar y renovar el centro derecha vasco, poniendo el énfasis en una idea reivindicativa de las Diputaciones Forales, auténticas instituciones emanadas de los viejos fueros.
     Este pliego lo entregué personalmente al Sr. Fraga, tan ocupadísimo entonces con las crisis del partido que fundó, que no es extraño se traspapelara.
     Dejé la política en el 66 y al surgir Unidad Alavesa, pensé que eran ellos los llamados a defender la foralidad vasca. Pero fracasaron.
     Y aquí estamos, con un centro derecha vasco-español esperando que alguien dé en la diana: es decir, que alguien ponga en marcha un proyecto político-social para la Vasconia peninsular;  un proyecto más eficaz, menos costoso y más justo, equitativo y solidario con el resto de España,  que el que anuncia el PNV para poner  en marcha en un próximo futuro.
     Claro  que el PP podría estudiar esta posibilidad de dar  a las Diputaciones Forales la competencias que,  aplicando los principios de subsidiariedad y de proporcionalidad, pudieran corresponderles, pero... para eso hace falta estudiar un proyecto, divulgarlo  y, también, contar con un cuadro de dirigentes dispuestos  a dar el do de pecho en el certamen y a poner todo su empeño en conseguirlo. Algo que no puede suceder hoy porque, entre otras cosas, no hay proyecto. Algo que nunca dije, por no salirme del tiesto y que a mi edad no puedo  ya silenciarlo.
    La idea que barajo sería aplicable para el resto de España en bien de todos. Sería algo así   como cambiar un autonomismo sentimentaloide, por  otro racional, eficiente y menos costoso.
     ¡Ustedes perdonen!

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