viernes, 8 de abril de 2016

SENTADO A LA PUERTA DE SU JAIMA

     No es que uno se oponga al diálogo por sistema, pero la historia y la experiencia personal  enseñan que si, en situaciones críticas,  no está  ese diálogo apoyado por el dinero, o la artillería,  o los votos o la fuerza que dan las muchedumbres, es papel mojado.
     Dicho de otra forma, el aspirante a presidir un Gobierno de España, el socialista Pedro Sánchez, va de perdedor por la sencilla razón  de que  no tiene votos; en cambio si pueden tenerlos los de PODEMOS; pueden tenerlos hasta imponer  su voluntad,  si consiguen expulsar de la palestra, donde se libra la lucha, a CIUDADANOS.
    Como me sucedió, siendo mozalbete,  en una pelea no buscada en la que participé siendo yo el agredido, al poner  sangrando de la nariz a mi adversario sus seguidores lo alentaron a gritos: "¡mánchale! ¡príngalo!". Y viéndose perdido así lo hizo, con lo que el público neutral, al verme envuelto en sangre,  tomó partido y me gritaron que yo era un bárbaro. O sea, entramos en la  fase de paliar los  efectos de la derrota: hay que buscar un culpable. Nadie mejor para el  desempeño de este rol que el PP, con un líder, Mariano  Rajoy, sentando a la puerta de su jaima para ver el paso fúnebre de su adversario. Rajoy, con su pasividad, tiene la  culpa de todo. No quiso atender la propuesta del Rey para formar gobierno.
    Pero Rajoy, tiene su coartada: ya intentó y, como titular de la lista más votada, llamó a formar gobierno a sociatas y ribereños, pero estos le negaron hasta el saludo. No lo querían de jefe. Pedro Sánchez quería ocupar esa plaza y ahí empezó todo.
    ¿Estamos ante unas nuevas elecciones? Probablemente, pero no se fíen. Pedro Sánchez es un hombre de palabra y no traicionará a sus leales CIUDADANOS. Pero si estos se retiran, ¡ya es otra cosa! Sin faltar a lo prometido ya puede ir a pastorear con los  jerifes de PODEMOS y compañeros de cama.
    O no. Puede ser que los notables del PSOE le inviten a tomar carretera y manta. Todo porque el protagonista Sánchez,  se empeña creyendo que le sobran razones, pero... le faltan votos.





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