Me van a perdonar que a mis muchos años bien cumplidos -más de los que esperaba- me preocupe por lo inútiles que pueden resultar unas elecciones, que se anuncian como próximas, para el bienestar de los españoles; peor aún: pueden ser muy perjudiciales. Pero ¿qué más me da?
Pues bien: soy tan simplote, que sí me preocupa el tema. ¡Qué voy a decir!
Aquí cada uno interpreta los resultados electorales del 20 de diciembre último a su antojo o conveniencia. Se pusieron en cabeza el PP y el PSOE y la suma de Diputados y Senadores que reúnen entre ambos les da una generosa mayoría absoluta.
¿Por qué en los países más evolucionados de Europa, en circunstancias parecidas, han conseguido unirse y conciliar intereses, para el bien de la mayoría de sus conciudadanos, los socialdemócratas y los conservadores? ¿Por qué no en España?
Para mí es muy sencillo: porque tenemos una democracia muy poco evolucionada con respecto a los países más adelantados de Europa, donde la coalición de ambas tendencias políticas funciona satisfactoriamente en beneficio de todos, o por lo menos de una gran mayoría de compatriotas.
¿Sólo por eso?
No; hay otro factor que impide dar este paso: factor que se sospecha es genético, muy propio de una herencia étnico cultural primitiva que resiste a todos los intentos de modernidad: ese factor nos lleva a pensar con las vísceras más innobles en vez de hacerlo con el cerebro. Esto explica la última guerra civil y el que todavía existan heredo-políticos que se sienten llamados a evocarla y reproducirla. A eso lo llaman "cambio" cuando lo que se necesita en España es "evolución".
Perdonen, insisto: son chaladuras de viejo. Al fin, no voy a pagar los platos rotos. ¡Pienso yo!
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