lunes, 4 de abril de 2016

LA MORBOSIDAD DEL DÉFICIT

     Al cumplir los quince años, en virtud de mis méritos escolares, mi madre me asignó  una  paga semanal de dos pesetas (la cuarta parte del jornal de un bracero) para mis gastos,  y me dijo: "No lo gastes todo; procura ahorrar, por lo menos un realito (25 céntimos) cada semana". Me sentía un desgraciado porque  a mi amigo Jesús, vecino del principal, le daban un duro (5 pesetas) y sacaba peores notas que yo.
     Fuí cumpliendo lo prometido después de marcarme un plan de gasto riguroso, de forma que cerraba cada ejercicio semanal sin déficit. La práctica de esa disciplina me permitió adquirir una máquina fotográfica, la más barata del mercado que me costó 13 ptas. y me permitió convertirme en fotógrafo oficial de la chavalería de mi instituto (sin darme de alta a efectos fiscales);  fotografiaba y vendía las imágenes a mis compañeros donde aparecían como protagonistas de sendas hazañas. Mi cámara "Kodak Baby Brownie" resultó muy rentable. Por mi parte ganaba  unas pesetas, no pagaba impuestos y empecé a saber lo que era un superávit.
     Hasta que un profesional del oficio se acercó a mi casa, habló con mi madre, la ilustró sobre el intrusismo y la competencia desleal, sobre el fraude fiscal y los deberes de un buen cristiano,  y consiguió privarme de  la cámara. Sólo me dejaron  usarla  en fiestas y veraneos, siguiendo el consejo del fabricante: "Vacaciones sin Kodak son vacaciones perdidas".
     El caso es que, entre todos, me privaron del superávit y me llevaron a las profundidades del déficit. Y eso, de verdad, es un mal trago. Para mayor escarnio, un mal amigo aprovechó mi desgracia para decirme por bajinis:"joete y baila".
    Comprenderán que sea uno de los pocos españoles que valora en toda su dimensión el trance del caso y el goce morboso, ratonil y bajuno que produce el déficit entre el gran número de curiosos maledicentes que nos rodean. Ya lo verán. En periodo de elecciones, el déficit mal controlado de España hará estragos.
    ¿Y qué solución cabe? Por lo que a mí se refiere, en mi mocedad ya creía que para cerrar mi ejercicio económico personal con superávit, sólo tenía dos soluciones: reducir el gasto  o aumentar los ingresos y administrar todo  el tinglado con disciplina y rigor.  Me lo pUsieron difícil al privarme de mi fuente de ingresos
    No se si esto que digo vale para que un  Estado cierre sus cuentas sin déficit. ¿Subiendo los impuestos? ¿Rebajando derroches oficiales? ¿Reduciendo el gasto superfluo? ¿Vendiendo fotografías? ¿Fomentando que cada uno se gane la vida con ingenio y preparación profesional? ¿Etc., etc.? Tal vez
    Pero apuesto a que todo se reducirá a recrearnos con lo malos que son nuestros políticos que se gastan lo que no tienen. El déficit tiene morbo. Lo comprobarán y pronto.


 





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