martes, 12 de abril de 2016

PENSIONES PROBLEMÁTICAS

     Al entender de atentos observadores europeos,  sobre cómo se conduce una mayoría de  los políticos en España,  se están venteando  problemas ya  superados en los paìses más cultos., Lo cual no impide que pierdan además  el tiempo en rivalidades personales, en lugar de resolver situaciones de interés general. Uno de estos temas de observación se refiere a las pensiones.
     El sistema español es de reparto. Esto significa que el  dinero que se aporta, es decir las cuotas que cada trabajador asegurado abona durante su vida activa, van a engrosar los fondos de una caja única institucionalizada. De esta caja salen las pensiones  de cada jubilado. Si el número de los trabajadores en activo disminuye, o perciben salarios reducidos, se recauda menos y puede el sistema, al final, arrojar resultados deficitarios. Por el contrario, si el número de trabajadores aumenta y cobran buenos salarios, puede cerrarse cada ejercicio con superávit hasta hacer posible  la creación de fondos de reserva.
     El otro sistema de pensiones, llamado de capitalización, dispone que lo aportado por cada trabajador vaya a su cuenta individual y según sea el volumen de sus entregas y el tiempo que cotice, así será  lo que reciba tras su jubilación.
     Los expertos previsores del porvenir vienen anunciando desde hace años, que el sistema de reparto -tal y cómo va desarrollándose el crecimiento de la población pasiva, perceptora de las pensiones-,   puede en España entrar en quiebra en un período de tiempo relativamente corto.
     Si esto fuera verdad  -y los expertos dicen que sí, que es cierto- todas las personas en activo llamadas a una pronta jubilación, y las ya jubiladas, estarían inquietas por lo que pudiere suceder, con más razón en tiempos de crisis.
     Lo adecuado sería confirmar si se corre  o no el peligro y, de ser cierto, instar a los gobiernos a intervenir de forma inmediata, con más intensidad que la ya desplegada; por lo menos para evitar derroches estatales o comunitarios y fomentar el ahorro de las capas más  afectadas por el vendaval que se anuncia.
      Pues bien (o mal): hay partidos políticos que se las prometen muy felices  y buscan  el voto anunciando sustanciosos aumentos de las pensiones actuales y adelantando  las fechas de la jubilación de los trabajadores cotizantes.
     A estas consideraciones que expongo, para no fiarse  de promesas insolventes, le llaman fomentar el "voto del miedo". No; de ser algo, sería el "voto de la precaución".
     Por precaución, no miren para  otro lado, pero vean lo que pasa en Grecia. Siguiendo su ejemplo, los políticos españoles que se tienen  por modernos quieren mejorar notablemente las pensiones y reducir la edad de jubilación, a pesar de que esto supone aumentar el déficit y adelantar la suspensión de pagos.
     Esa es una de las promesas electorales que, pese a la dura realidad, más seduce a los votantes de próximos a su jubilación. En España es inútil llevar la contraria a tanto optimista, aunque se aporten argumentos irrebatibles.
     Por ahí nos quieren llevar a trancas y barrancas.Y se tienen por modernos.
   
   
     

No hay comentarios:

Publicar un comentario