lunes, 31 de agosto de 2015

DIVAGACIONES DESDE VASCONIA XXXIX

    EL VOTO CLIENTELAR.-  La sensación que de España tienen por esos mudos de Dios, sobre todo entre las naciones que integran la Unión Europea, es  que, gracias a la política aplicada con rigor desde que el PSOE perdió el poder en 1911,  el panorama ha cambiado de sesgo: de estar al borde de la quiebra,  el País va adelante,  crece y  afianza los indicadores positivos  en el plano socio-económico.
    Al PSOE le cuesta reconocer públicamente esta realidad,  tiene el valor de negarla y de ofrecerse como la gran promesa de cambio que -como casi todos lo recuerdan- viene a recaer en la política del gasto (al que llaman inversión); gasto que el vulgo español delimita con  acierto, anunciándonos que es pan para hoy y hambre para mañana.
    Lo malo de la democracia, tal y como se ejerce en una gran parte de Europa, es que las  elecciones se han convertido en una especie adulterada del "lobby" americano,  donde los fieles  tratan de buscar remedio a sus necesidades. La moneda de cambio es el voto, que lo supeditan,  no a un partido preocupado por  favorecer los intereses generales de la Nación,  sino al que, aunque fuere bajo cuerda, protege  el interés inmediato del votante que, al depositar su papeleta, piensa en su propio beneficio a corto  plazo.
    No hacen falta encuestas para saber  quien tiene más probabilidades de ganar las elecciones en Andalucía, Cataluña, País Vasco, Castilla León, Madrid y otras comunidades, siempre y cuando las candidaturas sean prácticas en su oferta a  cambio del voto clientelar. Por ejemplo defender al sector público enfrentándolo por sistema al sector  privado, tiene su clientela, no lo duden, aunque la practica demuestre que lo positivo es un ponderado equilibrio ente ambos sectores, por más que muchos no lo quieran ver.
    No hay mejor sordo que quien no quiere oír.

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