jueves, 20 de agosto de 2015

DIVAGACIONES DESDE VASCONIA XXX

         ¿QUIÉN PROTEGE A LOS PARAÍSOS FISCALES? - Es innegable que La Roca funciona como un paraíso fiscal; un excelente negocio para unos pocos en perjuicio de muchos españoles. Parece fácil instalar y dar vida a estas prácticas,  pese a estar radicalmente condenadas desde las mas honestas instituciones de ámbito mundial que dicen velar por los derechos humanos.
         Usted lector juzgará. Decido libremente desde mi rincón hogareño, donde funciona mi ordenador, preguntar por internet: ¿quién protege a los paraísos fiscales? El primer texto, que encabeza una larga serie referida  este tema, es publicitario y trata de convencer a los pudientes de lo felices que pueden ser defraudando al fisco de su país.
         Al revés que los políticos, que siempre ponen a bajar de un burro a sus contrarios para convencer al electorado, estos propagandistas de los paraísos fiscales no se andan con medias tintas y van derechos al grano;  no dudan en servirse de sencillos ejemplos. Supongamos que a un fabricante de pilas, le sale a un euro la unidad y las vende a cinco. Tendrá que tributar  por el beneficio, que es de cuatro euros.  Si esas mismas pilas se las vende a una sociedad propia, domiciliada en un paraíso fiscal por cuatro euros con cincuenta  céntimos,  su ganancia de tres con cincuenta euros, no paga impuestos. Última operación: esta sociedad vende las pilas por cinco euros fuera del paraíso fiscal. Sólo tiene que pagar sobre un beneficio de cincuenta céntimos.
         Dicho esto en una página publicitaria, con naturalidad, como quien vende melocotones, hace que mi pregunta esté necesitada de una respuesta categórica. Pregunto:  ¿Quién entre los países punteros del Mundo, consiente que  funcionen a todo  gas los paraísos fiscales? ¿Quién protege a este lucrativo negocio?
         Sería interesante y provechoso, a la par que justo, equitativo y necesario, que los políticos en el poder y quienes practican su oficio desde la oposición, se pusieran de acuerdo por una vez para cerrar los dos paraísos fiscales incardinados uno al norte y otro en el sur de España.  Y de no ser  posible, decidirse por abrir un tercer paraíso, a poder ser en las cosas mediterráneas, que funcionara como imán para atraer a un turismo de lujo, de forma  que los beneficios llegaran de alguna forma y de una vez a los españoles.
         ¿Qué no se puede? ¡Ya me dirán por qué si se puede en Andorra y Gibraltar y no en Oropesa del Mar, que cito a título de ejemplo!





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