jueves, 27 de agosto de 2015

DIVAGACIONES DESDE VASCONIA XXXVI

     LA CORRUPCIÓN POLÍTICA.- Casi nadie señala como causa de las crisis políticas que sufren
los pueblos, el grado de corrupción que se instala dentro del sistema político democrático que, por principio, debería siempre estar más limpio que la patena eclesiástica. El asunto tiene su miga.
     En los EE.UU. tuvieron el descaro de legalizar los "lobbys"  y de señalarles oficialmente unos cauces de los que no deben salirse, entre los  cuales está el de la transparencia. Es decir que resulta legítimo defender los intereses de un grupo de presión, siempre y cuando se conozcan los fines  que se persiguen y los medios que se utilizan.
     Lo malo del caso es que también han encontrado la fórmula oscura de presionar. Y  si bien se sabe quiénes están detrás de cada "lobby", los modos y maneras que condicionan el ejercicio de presiones ilegales, parecen quedar ocultos.
    ¿Qué pasa en España y en otros Países europeos? Pasa que existen esos grupos de presión, con la agravante de clandestinidad  y enquistados en los partidos políticos, desde los que buscan  la forma de quedar impunes.
     En resumen los partidos políticos en España, están condenados a corromperse tan pronto la sociedad de trepadores rampantes tenga noticia de que desde ellos se pueden, moviendo las fichas con habilidad, conseguir pingües beneficios. ¿Que caen algunos de estos "chorizos"? Sí los más tontos y confiados, aunque los aludidos piensen de sí mismos todo lo contrario. Pero los avisados y  fuertes rompen la malla y escapan de la redada.
      Y si no: ¿Por qué hay paraísos fiscales? ¿Por qué los grupos de presión tienen  allí domiciliadas sociedades financieras? ¿Por qué multinacionales  diversas se acogen a esos paraísos a sabiendas de que sus gobiernos de origen o  los partidos que pueden gobernar  no moverán un freno que inutilice su acción?
      Tenemos -por fortuna, pensará más de uno- la esfera mediática desde la que se encargan de limpiar de corruptos el aparato  estatal con todos sus añadidos. Abran, por favor, los signos de interrogación; conviertan la afirmación en pregunta. ¿Son los medios informativos y de opinión tan neutrales e independientes como para tomarlos por una nueva especie de ángeles de la guarda que nos salven del peligro corruptor?
     Ustedes perdonen: es un asunto para meditar.
     

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