ATAQUES PERSONALES.- Nada es tan aburrido como el enfrentamiento personal, al que tan dados son los políticos que se zurran la badana con el menor pretexto. En la vieja escuela ponían de relieve los pecados, sin escabechar al pecador. La democracia al uso parece exigir el martirio del contrario, aunque se haya ido al otro lado a su debido tiempo; le obligan a desempeñar el papel del moro muerto, receptor de la gran lanzada.
La buena política no se entretiene perdiendo el tiempo en andanzas de Santiago a Roma, o en bagatelas dialécticas. Si hay que proceder en justicia, se actúa por eso, por ser lo justo, equitativo y saludable, sin dar meneos al morbo personal. Y aquí paz Pueden responder los del bando contrario y si se ponen "bordes" son capaces de resucitar a un don José, una noche de verano, para asesinarlo y organizar de nuevo la de Dios es Cristo.
Todos tenemos nuestros puntos débiles de los que avergonzarnos y arrepentirnos, según dijo el cura en mi pueblo cuando terminó la guerra incivil. Todos hemos de perdonar Y añadió:"Pero no olvidaremos".
Y un sincero feligrés apuntó sin reparos: "Sin olvido no hay perdón. No lo pringue, señor
Cura"
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