Ha empezado la lucha electoral en España con todas sus consecuencias. Van a ganar los que llevados por su osadía prometan más y mejor, a sabiendas de que algo ha de cambiar para que todo siga igual.
Para dar eficacia al arte del engaño, no valen las medias tintas ni los finos pinceles. Basta con saber manejar el engrudo y la brocha gorda y con servir, al insatisfecho elector, las grandes mentiras disfrazadas con ropajes prometedores.
Por ejemplo, notros "los buenos" vamos a presionar sin piedad a los ricos, para que aflojen los dineros con los que dar de comer al sufrido "currante", en el cobijo digno y atemperado que se merece. Entregaremos en mano la pesca, -y no la caña- para evitar la pérdida de tiempo en el aprendizaje de los gajes del oficio.
Por llevar la contraria y tener donde elegir, "los malos" anuncian que van a suprimir los impuestos que hoy se cobran a los españoles expertos en el oficio pesquero, de forma que bajen los gastos del oficio y se facilite la exportación de los peces cobrados con pericia, aprendida en una escuela,
que rinde buenos resultados.
Parece -a ojo de buen cubero, hoy fuera de uso- que ninguno de los aludidos dice la verdad y que si se quiere que nos gobiernen expertos en la materia, mejor que elegirlos en votación sería recurrir a las ya prestigiadas rigurosas oposiciones.
Oposiciones mejores y más baratas. ¡Mucho más de lo que parece!
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