sábado, 16 de marzo de 2019

MEDITACIONES CONTRA DUDAS (4)

     PRESTIGIO.- Cuando alguien, cualquiera, se sienta llamado a colaborar con un partido político, debe dar primero un paso atrás, rascarse el cuero cabelludo detrás de la oreja y decidir si o no, sin caer en la tentación del sí pero no.
    Un servidor -que no pasa de ser un aficionado- se metió en el barrancal de la política. Y cuando pude darme cuenta sentí la mordedura de la serpiente y me tragué la manzana. Mal asunto. Después de patinar y caer de morros, estando a los pies del caballo, me arrepentí y me propuse no saltar el  muro propio de un "amateur".
     Algo queda de la superada tentación. Creía y creo que el político vocacional debe rodearse de amigos con prestigio, criterio y dotados para llevar una vida honrada. Y así, puede ser que el aludido salga limpio de su aventura.
     ¿Y qué más?
      Dentro de ese marco ha que examinar todo cuanto le rodea, sobre todo, si no están solucionados los problemas agudos que padecen las personas de su demarcación; sobre todo, lo pendiente de resolver con carácter de urgencia.
     ¿Es suficiente?
      No. Falta la fe de los gobernados que dieron al político su confianza. Y aquí es llegada la hora de demostrar que sabes, que quieres y que puedes.
      Después de leer lo escrito, si a usted lectora o lector le zumba en el oído esta música y echa una mirada por sus alrededores ¡ya me dirá!

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