domingo, 10 de marzo de 2019

LA CARGA SE REPARTE O NOS APLASTA (2)

     Le confieso, amigo lector, que al querer documentarme en el  complejo mundo globalizado, me pierdo sin remisión. No obstante, suceden hechos que tienen su lógica y que alteran el desarrollo de los mercados; y, por ende, tal alteración se explica fácilmente.
     Leo que alguno de los efectos negativos de esta globalización en marcha, repercute en el paro incontrolable de los países en fase de desarrollo. Tal es el caso de España, pero no el único. La presión sindical -legítima y justa- para que sus afiliados no pierdan poder adquisitivo puso a muchas empresas (también en España), ante un imposible: competir con los del mismo gremio. Equivalía a entrar en pérdidas.
    Cambiaban de oficio o se agrupaban con otras  empresas del ramo. Así nacieron los oligopolios  que terminaron  por imponer sus tarifas y condiciones. Pero la mayoría de los inversores,, sin alterar el orden público,  en cuanto cerraban  el ejercicio con resultados negativos, se veían obligados a orillarse y a cerrar; a plantarse y dar por acabado el negocio.
     ¿Cuál, no obstante podía ser el último intento?
     Mercadear desde  países constituidos como paraísos fiscales o dotados de facultades parecidas y a ser posible en el sector  especulativo.
     Y mientras los empresarios daban marcha atrás ¿qué hacían los políticos? Limpios de  corazón -como dicen estar- siguen ignorando el cambio en marcha y, acabadas las reservas para mantener a los parados contentos, surge el descalabro.
      (Continuará)

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