domingo, 17 de marzo de 2019

MEDITACIONES CONTRA DUDAS (5)

   
      EMPRESA.- No es costumbre considerarlo de tal manera, pero un partido político es una empresa con todas sus consecuencias: es una entidad preparada y dispuesta -valiéndose del trabajo y del capital- a prestar un servicio o servicios a terceros. Se podrá decir que sí, que es una empresa, aunque no lo parece.
      En consecuencia, la mayoría de "partidarios" socios de estas empresas políticas, no toman conciencia de su compromiso que podría llevarlos al éxito o al fracaso personal. Si los meritados  socios tuvieran que pagar las fallidas gestiones de sus jefes, la política daría un vuelco antes de llevar la ruina a los hogares de sus accionistas.
      Hoy por hoy, por la nula responsabilidad de los "susodichos", las deudas derivadas de una mala gestión las paga el sufrido contribuyente, cuando no carga con ellas alguna que otra entidad bancaria o dedicada al ahorro hasta llegar a perecer en el intento.
       Tiene su gracia (y desgracia) el desparpajo con el que -mediante continuas promesas y costosos cambios- piden votos los políticos concurrentes a unas elecciones: nunca hacen cuentas y,  a pesar de  sus repetidos fracasos, prometen la gloria; promesas que tienen a millones de españoles hundidos en la miseria.
      A partir de esta realidad, que no cambia ni a tiros de cañón, los perjudicados en potencia o
reales, no espabilan, y nunca podrán -acostumbrados como parece a seguir alicaídos- levantarse en vuelo triunfante.
      ¡Y a esto le llaman democracia!



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