sábado, 9 de marzo de 2019

LA CARGA SE REPARTE O NOS APLASTA (1)

    Eso dicen y, si es verdad, es para pensárselo: los ricos pueden acrecentar sus tesoros sin grandes contratiempos y los pobres se ven obligados a  palpar cómo crece su pobreza.
    Para mayor incordio los observadores añaden: la expansión del número de pobres nativos aumenta por días. Y para colmo de desdichas se suman los emigrantes que llegan con lo puesto y  nada más.
    En España el paro forzoso alcanza cifras que sobrepasan los tres millones de  personas y no hay indicios de que pueda reducirse esta cifra sin medidas promotoras de eficaces inversiones.
    Los contratos laborales pecan por su precariedad y mínimo montante. No hay ánimos inversores en tareas productivas Los ahorros se orientan hacia el sector especulativo.
    Las naciones, que se quiera o no tienen sus límites, ante los problemas que surgen aportan soluciones varias; suena la hora de los políticos.
    Conviene a estos políticos salvadores, antes de poner en marcha cualquier iniciativa, provocar a las masas y facilitar su protesta callejera. Las multitudes se sienten así fortalecidas. Es la hora crítica y para los políticos: cualquier remedio es bueno. Luego, cuando ya es tarde,  las promesas no se cumplen y el fracaso es irremediable. Los frustrados que pueden, huyen. Los que no hacen la guerra.
    Y la raíz del mal ¿como se arranca?
    (Continuará)




















          Los políticos eluden la eficacia del remedio ni sueltan un repertorio de promesas de imposible cumplimiento. No reconocen ni se enfrentan al diluvio que viene.

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