martes, 23 de octubre de 2018

PARA LOS CUATRO DÍAS QUE ME QUEDAN (14)

     Tengo mis dudas. ¿Son las elecciones el método ideal para dotarnos de buenos y bien formados gobernantes? ¿Hay otros sistemas,  una vez superado el hereditario de tan tristes recuerdos? No quiero ni pensar en la lista de los que propiciaron su propio nombramiento, que casi siempre terminan por ser unos egoistas sátrapas.
      Creo que el hecho de ser ciudadanos -y no súbditos- nos da derecho a que todo aspirante a ser jefe de un gobierno reuna un conjunto de aptitudes y una limpieza moral que acredite sus posibilidades de acierto en el ejercicio del cargo.
      España como conjunto tiene graves problemas que resolver, no por capricho sino pensando en  sus gobernados, empezando por los más débiles.
       No es cosa de buscar responsables pero, sin salir de mis dudas ¿cómo es posible que se haya hecho con el poder un personaje minoritario que ha necesitado aliarse con  sus contrapuestos ideológicos a los que está hipotecado?
       Esto sólo puede suceder en un país donde el cuadro de dirigentes se permite necedades, que llevan consigo la pobreza mental con el añadido de una indeseable avidez.
       Solo nos queda por ver, en unas próximas elecciones, como se disparan entre ellas, -las fuerzas
 constitucionales- para rizar el rizo.
       No sería la primera vez. Y cada año que pasa más pobres. Es el mal de España; somos medio pobres y además estamos divididos y a los pies de Europa.

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