Sería ir contra sentido, no analizar el porqué una decisión excepcional -la financiación de un arranque constitucional imprevisto para una gran nación- se publicó.y no se maduró. ¿Por qué no se aprobó -por ejemplo- un programa de actuaciones y un presupuesto que lo financiara?
Personalmente no tengo, ni soy quién, una idea clara sobre el plan a seguir para pasar sin contratiempos de un Estado totalitario a otro constitucional. El proceso de cambio surgió al ser proclamado Jefe del Estado el rey Don Juan Carlos de Borbón, a todos los efectos, a la muerte del que lo fue Francisco Franco.
A trancas y barrancas se llegó a un acuerdo entre izquierdas y derechas, entre marxistas y fascistas, entre católicos y agnósticos... entre unionistas y secesionistas... entre gatos y ratones. ¡Una maravilla para muchos...! Una chapuza, según unos pocos. Un tente en pie mientras cobro, para los que conocían el paño.
. Entenderán, ahora, que la herida -por mal cerrada- está viva y supurando. Y dado que el clima celtibérico es propicio a las tormentas arrolladoras y que los españoles -incluidos los nacionalistas-somos étnica y culturalmente muy diversos, nos convendría saber si no sería mejor pararse a pensar. No nos conviene darnos coces, como está sucediendo.
Y no hemos hecho más que empezar.
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