miércoles, 17 de octubre de 2018

PARA CUATRO DÍAS QUE ME QUEDAN (9)

     La escena es conmovedora: una estilográfica, un pliego de papel y dos políticos que van a firmar por turno. Dos hombres que posan ante ante la cámara de la "tele" conscientes de que la estampa va  a ser divulgada y  conocida por tirios y troyanos. ¡Por eso ríen sin pestañear!
    Todo este escenario, esta teatralidad, tiene un sentido: que el pueblo se entere de cómo funciona la triste alianza, apoyada en las fuerzas anti sistema. La audacia mueve montañas.
     Y sus adversarios ¿cómo reaccionan? Para empezar,  desunidos. Recuerdan al Frente Popular de la anteguerra civil y a sus adversarios, los unos con los puños cerrados y los otros con la mano alzada y  extendida hasta colmar la paciencia de la gente llana y acabar por organizarse en guerra civil, ¡Que ya tiene bemoles el adjetivo!
     La reacción ha de ser pacífica, sin violencias, pero astuta y eficaz. La reacción  ha de estar impresa en la mente de las masas, a través de un ideario que llegue al alma y mueva a los votantes.  La reacción de los llamados a interpretarla entre próximos, no puede olvidar el juego limpio.
     Por encima de las amistades, hay que elegir al talento. Las listas cerradas electorales han de funcionar sometiéndose a esa guía y no a la del compañerismo.
     ¿Pero que nos dices? Esto lo sabe un niño cuando forma equipo.
      ¡Ya,ya! Pero la capa no aparece. 


















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