Ayer, 24 de octubre del 2018, se reunieron en las Cortes (Cámara baja) los padres de la Patria España para escuchar al Presidente del Gobierno y para ser escuchados los jerifes de cada partido allí representado. Llovían piedras. Miré a la pantalla.
Conecté el televisor y salió en primer plano el jefe de las derechas. El proyector recorría el espacio de las distintas camadas. Sólo uno de los jefes se reía solapadamente: el de "Podemos".
La trinca resultó espectacular y pude observar cómo esta sesión parlamentaria estaba creando historia. En las intervenciones partidistas hubo sinceridad, ganas de causarse daño y cornadas dialécticas espectaculares.
¿Quién ganó a quién? Yo no apostaría un maravedí. Pensé, más bien, que la pelea bajaría a la calle y no había hecho más que iniciarse. Era la hora de los intérpretes. ¿Quién dice la vedad? ¿Quién juega con nobleza? ¿Quién se sirve de la astucia para motivar a las masas? ¿Quién se quiere llevar el gato al agua? ¿Quién subirá o bajará en unas posibles elecciones?
Sólo me atrevo a pronosticar que en esta sesión se han puesto de relieve realidades que serán decantadas en la Unión Europea y en aquellos países donde cuentan una serie de problemas por resolver: crisis económicas larvadas, migraciones sin control, paraísos fiscales, hambrunas, drogas, abusos codiciados, etc. que acarrean guerras.
Es decir la basura política que huele.
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